domingo, 10 de abril de 2011

Más allá de la muerte 1.1


-                    ¡Mierda, mierda y más mierda!
Se repetía en mi interior desesperadamente, mientras mi mente daba traspiés de un lado a otro de mi cabeza sin lograr hallar nada a lo que aferrarse, y mis manos trabajaban afanosas, intentando detener una hemorragia que sabía que no pararía.
Cerré los ojos, ahogando el llanto, conteniendo la desesperación, intentando mantener la poca cordura que me restaba para lograr obtener una explicación a lo que había pasado.

¿Quién hubiese podido decir hace tan solo una semana, que todo iba a acabar así?… la concepción que tenía del mundo, y de todo lo que lo rodeaba amenazaba con desmoronarse profanada por una nueva y dantesca realidad.
Toda la claridad, firmeza y tranquilidad de mi vida, se rompió con la llegada de Marta a la plaza de Santa Teresita, donde yo la estaba esperando. Fue entonces,cuando algo en mí interior se desgajó, casi como si hubiesen desgarrado el tenue velo que separa la pesadilla de la realidad…

Su silfídica figura se acercó mientras se encendía un cigarrillo y se guardaba el paquete de tabaco en el bolso; ese tan original que le hizo su madre bordándole un murciélago y la burlesca y sonriente calavera de Jack Skellington.
La verdad es que siempre me había recordado a una sirena, no solo por su dulce e hipnótica voz, que me embelesaba como un sueño con tan solo una palabra; también por sus ojos, de intenso azabache, capaces de atraparme en unos pozos insondables. Realmente, era como si con ellos pudiera escrutar hasta lo más hondo de mi alma.
Su oscura melena, de cabellos suaves como la seda, era como una talla de ébano,que recortaba un rostro blanco como la nieve, donde una brillante sonrisa se dibujaba en sus bellos y sonrosados labios.
Yo también sonreí, y cuando iba a besarla, algo llamó mi atención.

Lo divisé a la distancia, mientras surgía de un oscuro portal. Era un hombre joven, de no más de treinta años. De su boca manaba sangre a borbotones, que le salpicaba la ropa por todas partes. Avanzaba renqueante mientras emitía unos lastimeros y alargados gemidos que inevitablemente me resultaron de lo más inquietantes. Su cara era extremadamente pálida, y resultaba realmente desagradable; pues creaba un contraste muy extraño con el color vivo y brillante de la sangre roja.

Un hombre mayor vestido con una chaqueta de lana se le acercó, presumiblemente para preguntarle que le había pasado y si se encontraba bien.
Cogí el móvil dispuesto a llamar a una ambulancia, pero justo cuando el anciano llegó hasta el hombre, éste lo agarró y lo estrechó entre sus brazos en un antinatural abrazo que me arrancó una mirada de incredulidad y que casi provocó que se me cayese el teléfono de las manos.
El pobre viejo se revolvía en los brazos de su captor visiblemente incómodo, y le gritaba a forma de protesta, ya que su ropa también se estaba manchando desangre.
Un par de ancianos se acercaron también para ver lo que sucedía, seguramente más impulsados por la curiosidad ante tan extraña circunstancia, que por la idea altruista de ayudar al prójimo.
Justo entonces, los gritos enfurismados se tornaron en auténticos alaridos de dolor al hundirse en su cuello los dientes del hombre ensangrentado. Las sonrisas socarronas de los involuntarios espectadores se convirtieron en muecas desencajadas por el horror que me helaron la sangre, mientras sus gritos de desesperación retumbaban en mis oídos.
Entonces sí que se me resbaló el móvil.

2 comentarios:

  1. sas k passe??? jaja k probablement no puga dormir per culpa teua akesta nit jajaj i no u dik en un sentit.... en fin jajaj xD jajaj si descobreixes com trobar amiks jajaj (k trist sone) mavises jaja

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  2. mmmm... per un moment m'havia ilusionat... llastima que sigo per l'altre motiu! pero merci, aixo vol di que ha quedat be... espero k me digos k et semblen els seguents!

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